¿Alguien se ha preguntado alguna vez qué le pasará a una tortuga que por alguna razón queda panza arriba? ¿Simplemente se muere o consigue volver a su posición normal? Y en caso de que lo consiga ¿cómo lo hace?
Son preguntas aparentemente simples, casi desdeñables. Y sin embargo, como tantas preguntas que parecen desdeñables, en realidad encierran respuestas de lo más interesantes. Y no sólo por la respuesta en si, sino también por cómo se llegó a ella.
Por ejemplo, la tortuga podría tener extremidades muy largas, que le permitan fácilmente impulsarse a su posición inicial, como esta de aquí:
Obviamente, tener un caparazón es una magnífica protección contra depredadores, pero cuanto más largas sean tus extremidades, más difícil tendrás esconderlas y más vulnerable serás. Por tanto, hay muchas tortugas con extremidades cortas:
¿Qué hará esta tortuga en caso de quedar boca abajo? Pues volver a su sitio gracias a la forma geométrica de su caparazón. Que de hecho, es un «gömböc».
En este punto, querría mostraros este curioso vídeo:
El cuerpo que se ve en él es un gömboc y posee unas propiedades muy interesantes: siendo un cuerpo homogéneo y convexo sólo posee un punto de equilibrio estable y otro inestable.
Es decir, que no importa cómo lo dejemos, siempre volverá a la misma posición: su punto de equilibrio estable. Y esto lo hace sólo por su diseño geométrico, ya que no depende de que en su interior haya un «peso», como cuando se truca un dado.
He de señalar que el gömböc no es una forma única, si no una variedad. Por tanto podemos encontrar diferentes cuerpos que sean considerados como gömböc, pues compartirán sus propiedades aunque no su forma.
Los gömböc, o más precisamente la categoría matemática de estos cuerpos, llamados cuerpos mono-monoestáticos, fue conjeturada en 1995 por el matemático ruso Vladimir Arnold, pero se hubo de esperar al año 2006 para que se confirmara su existencia. En ese año los científicos húngaros Gábor Domokos y Péter Várkonyi, estudiante de Gábor, resolvieron el problema matemático y trabajaron en el diseño de un cuerpo de estas características, pero en sus primeros diseños se encontraron con el problema de que las formas eran muy similares a una esfera, con desviaciones de tan sólo 1/10000. Por tanto crear un diseño experimental con estas características, resultaba extremadamente complejo.
De paso Gábor y su mujer desarrollaron un método de clasificación de formas geométricas tridimensionales basándose en sus puntos de equilibrio, y para ponerlo a prueba básicamente tomaron cantos rodados y analizaron cuales eran sus puntos de equilibrio estable. Y por muchas que analizaron, no consiguieron encontrar ni uno que tuviera las propiedades de «mono-monoestático». Y con muchas quiero decir que de una playa llegaron a analizar más de 2000. Así pues, en este punto parece que sencillamente tenían una «curiosidad matemática» imposible de encontrar en la naturaleza…
Pero Gábor y Péter no se dieron por vencidos en su búsqueda de dicho cuerpo en la naturaleza. ¿Pudiera ser que lo que la naturaleza inanimada no les proveía pudieran encontrarlo como consecuencia de la evolución biológica? Así que ambos se dedicaron a medir tortugas en el Zoo de Budapest, en el Museo Húngaro de Ciencias Naturales y múltiples tiendas de mascotas de Budapest, analizando y digitalizando las formas de sus caparazones.
Y sí, encontraron que algunos de los caparazones se ajustaban a su gömböc, por lo que escribieron un artículo para informar a la comunidad científica su descubrimiento… Pero lo que tiene de pasarse de una rama a otra, es que no es fácil que te hagan caso en la nueva rama, o eso me parece a sí, pues les rechazaron el artículo nada menos que 5 veces.
Yo, la verdad, me hubiera rendido antes. Pero ellos persistieron y finalmente vieron su trabajo publicado. Y con el tiempo los biólogos han empezado a aceptar su explicación matemática para la forma de los caparazones de algunas tortugas, aunque su propuesta se había popularizado en los medios científicos a partir de la publicación.
Y tanto es así, que en la Expo de Shangai de 2010, en el pabellón de Hungría se expuso un gömbök de 3 metros.
¿Quién iba a pensar que la respuesta a cómo se dan la vuelta las tortugas, tendría tantas vueltas y revueltas?